LAS ROSAS Y LA MUERTE
El olor de la muerte y su presencia se camufla entre las rosas. Ante ella todos los hombres huyen, dejando en su carrera, perdidos sus calzados. Descalzos, vagan. Descalzos intentan esquivarla. Descalzos y cobardes morirán, pues de ella, nadie escapa.
Rosa M.
Ya lo creo que nadie escapa. Nadie, nadie, por mucho que se corra.
ResponderEliminarBesitos Rosa.
Un micro que pega en el lector como tres mandobles no esperados, Rosa. Si me viese obligado a definirlo con una sola palabra, diría: contundencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
En esta nuestra cultura siempre nos ha costado asumir que moriremos.
ResponderEliminarRosa, un microrrelato apocalíptico en el que las rosas en vez de colocar su punto de color, inquietan aún más.
ResponderEliminarPor cierto, leí no sé donde que la muerte tiene olor como a cera quemada.
Besoss
Las rosas aunque se usan para adornar a la muerte, no me parecen muertas me parecen vivas, muy vivas...Sólo hay que contemplarlas...
ResponderEliminarMe gusta como escribes, pero hoy hay mucha tristeza -nostalgia-quizás.
Besicos ROSA
Y de la muerte nadie escapa...
ResponderEliminarBesos Rose :)
Precioso Rosa...aunque me has dejado un poco triste.
ResponderEliminarUn abrazo siempre desde aquí cerquita y desde mi pinar.
Por cierto, te hemos echado de menos en el taller de Ciguñuela, nos lo hemos pasado muy bien con tus compis... son unas ¡fenómenas!.
ResponderEliminarOtro abrazo.
La muerte siempre ha sido una experta en camuflaje. A veces, incluso, ha aparentado ser vida.
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras y besos desde el aire
ResponderEliminarEse terror a lo desconocido, a que realmente sea el fin, a despegarnos de lo que amamos, es contundente tu relato, como la muerte.
ResponderEliminarBesos,