Gracias Yisus, por prestarme a Hortensia.
Con el plumero de la mano y la copla en la boca, Hortensia llena el patio de vecinos de desamores de antaño, que no por viejos dejan de estar vigentes, y polvos rancios desprendidos con pereza de los anaqueles. Parece feliz, lo parece. A la mitad de la tarea, hace un alto y se mete entre pecho y espalda dos tragos de solysombra y un bocadillo de albóndigas que han sobrado de la cena. El último trago, ayuda a pasar las migas y los polvos. Suspira, canta y poco a poco termina la limpieza. No quiere tener más trastos viejos en esta primavera que comienza. Satisfecha con el resultado, cambia la copla y el plumero por un taconazo, un rouge de labios y un escote de vértigo.
Rosa M.
Hay muchas Hortensias.
ResponderEliminarEl graffiti de Bansky, una joya.
Un beso
Renovarse, esa es la clave, incluso sin esperar a la primavera.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Y es que viene de cuando la vida se contaba por inviernos, y no por años, pero ahora es primavera. A airearse tocan.
ResponderEliminarBesos al aire.
No toda la vida va a estar llena de polvos y miserias ajenas.
ResponderEliminarBesos de gofio.
Genial todo, imagen y texto, final delicioso, ese me encantó.
ResponderEliminarBesos
Muy gráfico.
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