COMPAÑER@S DE TRAVESÍA

martes, 9 de septiembre de 2014

MANUAL PARA LA BUENA AMA DE CASA



Madre me enseñó muchas cosas de las importantes 
-pensaba ella- a zurcir sábanas y calcetines, a lavar a mano la ropa delicada, a planchar con destreza cuellos, puños y faldones de camisas para dejarlas perfectas y por supuesto a cocinar. Soy famosa por mis guisos. Pero madre se calló lo que realmente importa. Se calló cómo debe una desayunarse las lágrimas, cómo hacer que después de tragadas, deglutidas y excretadas, aparezca de nuevo una sonrisa en los labios y fingir siempre fingir, ahora sé que madre era una experta, que nunca, nunca, pasa nada.

Rosa M.


11 comentarios:

  1. A fingir se aprende solito, lamentablemente.
    Muy bueno, Rosa.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. A veces no nos enseñan a dar un portazo, y eso sí que es útil.
    Un saludo
    JM

    ResponderEliminar
  3. No me gusta que nadie finja, casi siempre se nota.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Jo, Rosa, qué triste. Yo no sé fingir, y doy gracias.
    Besossss

    ResponderEliminar
  5. Eso no lo puede enseñar una madre, lo enseña la vida.

    ResponderEliminar
  6. La discreción, es una virtud de las madres. Pero tragarse las lágrimas, solo acarrea sufrimiento y casi nunca merece la pena.
    La foto muy buena. Es a orillas del Danubio en Budapest. Besos

    ResponderEliminar
  7. Eso es algo que ninguna madre debería haber aprendido.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Eso se aprende observando. Mi madre me enseñó muchas de esas cosas. Y cantaba cuando sufría. Era una excelente soprano.
    Triste pero real Rosita querida

    ResponderEliminar
  9. Respuestas
    1. Gracias C. Rosío. Me puedes decir dónde?

      Besos desde el aire

      Eliminar

Con tus palabras el aire se mueve y se llena de vida

SENSACIÓN EN LA TABERNA DEL CALLAO

SENSACIÓN EN LA TABERNA DEL CALLAO
Gracias Javier Merchante

HEROES EN EL PLANETA DE LOS LIBROS

HEROES EN EL PLANETA DE LOS LIBROS
Gracias Lola Sanabria