El primero no valió por entrar en segundo lugar. Pero me ha dado pena guardarlo.
“Ninguna tampoco, habría podido llegar a emocionarme tanto" como me emocionó mirarle a los ojos.
Esos ojos tan profundos llenos de soledades violáceas, qué habían visto en mí el refugio de sus días tranquilos. Por eso quiero guardar su mirada, para no perderla, porque ya no está. “El momento que se ha ido para siempre".
Esos ojos tan profundos llenos de soledades violáceas, qué habían visto en mí el refugio de sus días tranquilos. Por eso quiero guardar su mirada, para no perderla, porque ya no está. “El momento que se ha ido para siempre".
“¿Qué haré con él?” Me pregunta mientras una lágrima resbala por sus ojos. No lo sé, contesto, pero algo cruza por mi mente. Recojo una pala del trastero y voy al jardín, cavo un hueco en el suelo y lo entierro en él. Así podré recordarle teniéndole tan cerca y recordar este momento, “el momento que se ha ido para siempre".
Rosa M.
Me gusto mucho, y me pareció genial el final! muy bueno. Un beso!
ResponderEliminarGran trabajo, Rosa!!!
ResponderEliminarFeliz Vendaval
Corina. El final tiene que ser bueno es de Paul Auster.
ResponderEliminarBesos desde el aire.
Patricia. Gracias eres un solete.
ResponderEliminarBesos desde el aire.
Es una forma preciosa de hacerlo tuyo, en tu jardin, donde una lluvia de petalos perfumarán su morada. Un beso Rosa.
ResponderEliminarKarras. Bien visto. Gracias.
ResponderEliminarBesos desde el aire