COMPAÑER@S DE TRAVESÍA

martes, 25 de septiembre de 2012

BESOS DE MEMBRILLO

Fotico de Cabopá
                                                                                                                    A Carmencica y Ana.

Desde siempre el señor Juan nos traía los membrillos de su huerto, un par de sacos, que olían a besos.
Se escogían los más fragantes para colocar en los armarios de la ropa blanca y como ambientador natural, esparcidos estratégicamente por la casa.
Mi madre y mis hermanas se ponían a la tarea de limpiar, cortar, cocer y remover la carne del membrillo. La casa se llenaba de su dulzón aroma y yo que era pequeña, metía el dedo en las cacerolas y chupaba las cucharas que lucían los restos del delicioso manjar.
Era duro esperar a que se enfriase, cogía una buena rebanada de pan y daba vueltas alrededor de mi madre y de la lata donde lo guardaba esperando el momento mágico de saborear mi primer bocadillo de la temporada.
Algún que otro pescozón me llevé por meter el dedo antes de tiempo, y algún dolor de barriga por comerlo caliente.
Hoy me sigue gustando, y cuando saboreo un buen dulce de membrillo con un trocito de queso, todo vuelve a mi memoria y me sabe a besos.

Rosa M.

                                                           

14 comentarios:

  1. Qué lindo, Rosa!!! Yo no he vivido todo esto, pero tuvo que ser maravilloso.
    Un abrazo

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  2. Seguro que has vivido historias parecidas entorno a los guisos de tu madre Anita.
    Besos desde el aire

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  3. Uhm me contagias con esos aromas y sabores, me encanta el membrillo, y con queso, ni te digo, jaja. Linda entrada y linda dedicatoria.

    Besos Rosa, desde mi mar,

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  4. Qué rico, qué rico. Hace mucho que no hago dulce de membrillo. Siempre buscaba para hacerlo los membrillos que tenían "gusanitos" porque eso significaba que no habían crecido con pesticidas. Descartaba la parte mala y el resto quedaba un manjar. Pero si haces dulce con membrillos de estos que parecen "perfectos", se queda con un color marrón, no sabe bien y luego te dura dos días en el frigorífico (se enmohece).
    Hermosa dedicatoria.
    Besos de membrillo y queso :-)

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  5. La carne de membrillo que hace mi suegra, ¡¡umm que rico!!, ya mismo toca, llegan los frutos de otoño.

    Un abrazo.

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  6. A mi me recuerda a mi niñez, siempre había algún membrillo en casa, que mi padre preparaba, se lo daba un amigo que tenía un árbol...

    Con los años, no sé porqué dejo de traer, pero eso si el recuerdo permanece.

    Un besote ;)

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  7. Un día contaré que me inspira el membrillo en sus formas, en el árbol o en dulce de membrillo, postre y alimento de estas tierras huertanas...
    ¡Cuántas veces habré merendado,"pan con membrillo"!

    Gracias por tu dedicatoria...¡Qué bien queda mi fotico en tu ventana airosa!

    BESICOS

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  8. En mi tierra no conocemos el membrillo. Pero tu relato me hace recordar, cuando mi madre preparaba bocadillos de plátano y lo mejor, probarlos calientitos y a escondidas.
    La nostalgia, siempre rondando el sentimiento.
    Hermoso, Rosa

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  9. Oooooh! ¡qué bonita imágen me has traído hoy Rosa! : mi madre haciendo membrillo revolviendo con una cuchara de madera y sus manguitos de colores a juego con el delantal, y ese olor que lo llenaba todo del color sepia y amarillento de los atardeceres de mis mejores momentos.

    Puede que le compre unos kilitos al señor Juan de tu historia para revivir tan gratos momentos.

    Un beso dulce con sabor a besos de membrillo. ; ) smuak.

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  10. Uno de esos relatos tuyos donde todos los sentidos se juntan, se mezclan y nos los das para que mordamos. Los buenos alimentos traen buenos recuerdos.
    (Me recordó, inevitablemente, a El Sol del Membrillo, de Erice, con Antionio López)
    Un beso.

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  11. Querida Rosa. En mi casa Mar y yo lo seguimos haciendo a la manera artesanal y está aún de muerteeeeeee. Jajaja como me gusta como bien dices con el cachito de queso. Buen provecho a todos.

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  12. Rosa, que bien huele hoy tu entrada, a membrillo. Yo viví un episodio como el que relatas con mi abuela y su dulce de tomate. Su casa, cuando lo preparaba, se convertía en una tomatera en el que todos participábamos en la elaboración. Luego, lo disfrutábamos con el manjar dulce.

    Así que te lanzo besos de tomate.

    Besoss

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  13. Qué dulces recuerdos, casi me ha parecido olerlo... Me has entrado ganas de comer membrillo con queso

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