COMPAÑER@S DE TRAVESÍA

lunes, 21 de enero de 2013

RECAPITULEMOS: I CARRERA VERDE (REPOLLOS)


Todo comenzó en casa de Luisa y su convocatoria para participar en la I Carrera Verde Digital y por relevos...Se formaron los equipos, todos muy verdes, Brócolis, Acelgas, Kiwis, Lagartijos y el equipo en el que participo Los Repollos. Desde el blog de Luisa podéis acceder a todos los equipos y sus participaciones. Merece la pena que os paseéis por todos y cada uno de los blogs participantes.

                         ¡¡¡AUPA REPOLLOS!!!

El pistoletazo  de salida fue esta ilustración de Sara Lew y todos pedaleamos...

Empezó la carrera de Los repollos con mi relevo:

CACHITOS

Encontré una rueda y no faltaba ningún radio. Los tenía todos. Llegué a casa corriendo girándola por el camino de piedras y barro, la añadí al cuadro, al manillar y a otra rueda que había ido rescatando días atrás de entre el montón de basura y chatarra que era mi jardín de recreo, la oficina de papá y el trabajo de mamá.
Hoy he encontrado una cadena y los pedales. Ya tengo bici, sin frenos, pero es mi bici. Con un botecito de pintura verde que encontré hace unos meses y que tuve que esconder, pues si Marga lo ve lo querrá para pintar los tallos de las flores de su jardín de pared, la dejaré como nueva y volaré.

Rosa M.

Laura Garrido con la última frase como mandan las bases fue rauda y veloz en el suyo.

DESDE EL CIELO

La dejaré como nueva y volaré hacia el cielo. Sé que podré
hacerlo porque la noche de Reyes ví medusas que flotaban en el aire impulsadas por  vehículos transparentes construidos con tubos de latón, dos ruedas gigantescas, dos más pequeñas y un volante para conducir mis sueños que excitó mi imaginación.

Aunque les pedí un coche volador fue demasiado tarde para cumplir mi deseo. Me trajeron una bicicleta de segunda mano que mamá frotó hasta la extenuación como si se tratara de abrillantar los candelabros de plata, y mientras, yo la observé en silencio tras el quicio de la puerta imaginando para qué utilizaría una bicicleta en una ciudad abarrotada de coches.

He decidido cortar unas sábanas raídas para construir dos alas, he tomado prestados los bastones de boj del abuelo que harán de armazón volante, he diseñado un prototipo parecido a los de Leonardo, y no he olvidado la chistera de mago para alcanzar mis sueños. Cuando vuele muy alto y navegue sobrevolando el mar, fotografiaré las basuras, y cuando surque los montes, tomaré instantáneas de sus bosques quemados. Seré tan famosa, que la próxima vez que alguien se atreva a tirar una colilla encendida o arrojar al mar una bolsa de plástico, primero alzará su vista a las nubes, no sea que yo le denuncie desde mi pájaro alado.
Laura Garrido.


Anita Dinamita lo cogió al vuelo y nos regaló un espectacular relevo:



 EL VIGILANTE NOCTURNO

Desde mi pájaro alado observo vuestras jaulas. Siempre he
odiado este trabajo, después del toque de queda no puede deambular nadie por la ciudad. Y así he pasado noches y noches de aburrimiento. Alguna vez he creído ver algo o a alguien y, tras disparar, he comprobado que, en el mejor de los casos, era un gato callejero o un perro desahuciado. Nadie se atreve conmigo, en mi zona todos saben que soy el mejor, que con mi vista panorámica nocturna no escapa nadie.
Sin embargo, hace días que noto algo raro, un movimiento leve en algunos huecos oscuros, un ligero eco de pequeños pasos, sombras que se repiten a diferentes horas. Pensé que me estaba haciendo mayor y que ya no era el mismo, pero puse especial atención en esas horas indecisas en que la luz cambia, y por fin acerté a ver por donde salía ella. Sí, ella, una niña. No pude disparar, me quedé ensimismado mirándola, me recordó a mi infancia, traía un aroma a flores y a campo que permanecía olvidado en algún lugar lejano de mi memoria.
Así, me pasé días observándola en su ir y venir, recoger cosas de todas partes y llevarlas a un almacén abandonado, pero sin hacer apenas ruido, sin casi mostrarse, con una ligereza de movimientos que solo una niña podría tener. No sabía qué hacía allí pero no me importaba, mientras la seguía por la ciudad logré una plenitud que hacía mucho que no sentía.
Hoy por fin parece haber terminado, del almacén ha sacado un artilugio con ruedas, algo parecido a las bicicletas con las que jugábamos de pequeños, pero no es exactamente eso, tiene velas como si fuera un barco, alas como las de un avión, y flores, muchas flores de todos los colores. Ha comenzado a pedalear, mirándome fijamente a los ojos y ha salido volando, rodando, navegando hacia mí, hasta dejar grabada en mis ojos de metal esa sonrisa perfecta.

Ana Vidal



Carmen Martínez ,nuestra ilustradora, le puso cara y color al cuento de Anita...Y Ana Crespo Tudela le dio otra interpretación y nos sorprendió con sus cuatro letras.


Dama de noche

A cada día gris y plomizo, en el que el único juego era trepar
a los árboles calcinados, con el propósito de ser el primero
que encontrara una señal de vida entre las ramas, le  seguía una noche en la que las pesadillas, por la aventura frustrada, invadían nuestros sueños.  Como cada noche, mamá nos consolaba con bellas historias, en las que las calles estaban repletas de jardines que nos impregnaban del intenso aroma de sus jazmines, y las rosas de los tiestos de los balcones daban pinceladas de color.  Después nos besaba con ternura y nos prometía que, algún día, nuestros deseos se cumplirían.  Así pasamos las semanas, los meses, envueltos en una triste monotonía, hasta que un sueño de ensueño, en el que, subida a mi triciclo, paseaba por el cielo  y lo sembraba de amapolas, encendió una llamita de esperanza en mi pequeño corazón. Aquella mañana todo transcurrió como de costumbre: contamos hasta diez y  la carrera comenzó. Todos salieron en estampida menos yo, ese día había decidido quedarme en casa y buscar bajo la ceniza que cubría el jardín.  Después de un par de horas de infructuoso trabajo, cuando estaba a punto de abandonar, me senté  a los pies del árbol preferido de mi abuelo  y empecé a apartar las hojas secas. De este modo  se cumplieron mis deseos y gané el juego. Gracias al diminuto brote de la "Dama de noche" que encontré  entre sus raíces y que, todavía hoy, mientras veo a mis nietos correr entre las flores, acompaña mis noches con su perfume y trae a mi memoria las dulces palabras de mamá.

Ana Crespo Tudela


Y nuestra carrera llega a su fin con el relevo de Mei Morán


EMIGRANTES



Las dulces palabras de mamá provocaron más bien malestar.
Nadie quería caer en una melancolía blanda que impidiese actuar rápido. La nave provista de lo únicamente imprescindible, nos esperaba en la parte baja de la colina. Toda la familia subió sin vacilar aunque, con la mirada húmeda, aún nos dio tiempo de echar una ojeada, por el rabillo del ojo y ver todos aquellos cráteres vacíos. La amenaza de erupción era inminente y decidimos irnos para siempre. Desde arriba todo lo que había sido cercano y conocido convergía en un sólo punto, que acabó desapareciendo. El viaje fue eterno y dormimos durante años. Despertamos más viejos pero con la esperanza de encontrar un nuevo hogar. Las coordenadas coincidían y el punto de llegada era exacto, el aterrizaje también. Poco después tomaron tierra miles de los nuestros. El paisaje era desolador, el planeta no era tan bello como el que habíamos abandonado, las montañas de basuras se amontonaban y el grado de radioactividad y contaminación era muy elevado. Las aguas de ríos y mares otrora seguramente claras se movían lentas y sucias. Supusimos que los habitantes habían perecido por esas causas. Estudiamos sus técnicas de construcción. Algunos edificios llamaron nuestra atención. Pirámides misteriosas en terreno desértico, una larga muralla que pudimos ver desde el espacio antes de llegar, una torre inclinada, que luchaba contra la fuerza de la gravedad. Extrañas formas de vivir que no íbamos a retomar. Todo estaba por hacer pero teníamos el ímpetu y la fuerza. Nos movía la ilusión y el instinto de supervivencia.
Mei Morán

Gracias a todos los que habéis hecho posible esta Carrera Verde y en especial a Luisa por su trabajo y sus ideas. 
Besos desde el aire...

10 comentarios:

  1. Ha quedado superbien.
    Gracias, te lo agradezco mucho, y seguro que todos tus lectores también.
    Besos

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    1. De nuevo gracias a ti, Luisa. Me gusta tener toda la carrera de los repollos juntita, sin que falte ni una coma.
      Besos desde el aire

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  2. Jopeee, ¡qué aplicada mi vecina!,
    te felicito preciosa.
    Un beso desde aquí cerquita.

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    1. Me apetecía tener toda la carrera de los repollos así juntita.
      Besos desde el aire

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  3. Gracias, Rosa, por recapitular,me faltaba leer el relato de Mei con el que ha acabado tan bien nuestra participación.
    Ha sido estupendo formar parte de un equipo de mujeres Repollo, por no decirlo de otra manera :) (perdón)
    Un beso

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    1. Jejejej Ana, que le vamos a hacer, somos mujeres y repollos...Un gustazo formar parte de este equipo y de esta carrera.

      Besos desde el aire

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  4. Interesante relato, saludos estelares desde mi querida Guatemala

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  5. Me encanta cómo quedó,, Rosa. Así leída de un tirón quedó espectacular esta carrera de repollos,. Felicitaciones a todo el equipo!!
    Saludos verdes van

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    1. Gracias Sandra. Ha sido un placer participar en esta carrera verde, saltar de blog en blog siguiendo los relevos y disfrutando de las distintas visiones.

      Besos desde el aire

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