Una taza de café humeante sobre la mesa, los cristales empañados, la lluvia persistente golpeando los tejados, clin, clin, clin... Me traen a la memoria otra tarde con una taza de café humeante sobre la mesa, los cristales empañados, la lluvia persistente golpeando los tejados, clin, clin, clin...Recordando otra tarde con una taza de café...
Rosa M.
Se ta va a enfriar el café
ResponderEliminarPor unas cosas u otras, siempre lo tomo frío Luisa.
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Estamos llenos de recuerdos. Bonito escrito.
ResponderEliminarBesos
Gracias Verónica
EliminarBsss desde el aire
Recuerdos cíclicos... las historias se repiten. Me gusta ese clin clin.
ResponderEliminarBesos.
Es esa sensación de ver repetida una escena de tu vida una y otra vez... Gracias Sara!!!
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Estás en un bucle, Rosa. Al tercer clin te rescato y te llevo a una disco para maduritas donde estaremos la mar de bien.
ResponderEliminarUn besote y felicidades porque es estupendo.
Te tomo la palabra Towanda...
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Circularidad, juego de falsos espejos.
ResponderEliminarBuen trabajo, Rosa.
Un abrazo.
Déjà vu rutinarios Pedro. Gracias y besos desde el aire
EliminarEs lo que tiene el invierno, mucho humo de café y muchos recuerdos de clin clin clin. El verano tiene su plas plas plas, el otoño su fiú fiú fiú, y la primavera su mequiere nomequiere. Siempre en el bucle.
ResponderEliminarGracias Rosa por el relato. Un beso
Qué bueno Arte, gracias!!!
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El café se retroalimenta, se gusta y se recuerda a sí mismo. Quizás sobre todo lo demás. Incluso cuando lo tomo me siento un convidado de piedra. Besos
ResponderEliminarEl café y sus historias, o las historias del café José Luis. Algunos sólo somos eso, historias alrededor de una humeante taza.
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Que chulo! me ha encantado, tan "simple" y tan completo, como una espiral concentrica :)
ResponderEliminarBesos!
Gracias Juanlu. Es de esos días tontos, tontos...
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Un bucle así es un viaje a lo peor del recuerdo.O lo mejor.
ResponderEliminarTremendo.
Un beso.
Esperemos que sea a algo bueno CDG...
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Muy original, Rosa, un eterno retorno al más puro estilo nietzscheano.
ResponderEliminarGracias Joan no se si yo diría tanto...:)
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Los lunes al sol pero en versión cafetería.
ResponderEliminarLo bueno de tu relato es que dejas al lector que elija esos instantes: felices, con morriña, gratos, tristes, a gusto del consumidor. A mi me ha llevado al pueblo, aquellos inviernos grises pero de colores. En la ciudad se repiten, pero sin sonidos de tejados. Un placer.
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