REBOTE
Ayer me tiré por la ventana, antes de que llegaran a desahuciarme, me tiré desde la ventana del salón. Según bajaba pude ver al vecino del cuarto remendando su única camisa, a Paca, la del tercero, haciendo puchero con las pocas sobras de la semana. Fermín y Catalina, los del segundo derecha, estaban acurrucados bajo una manta, mientras miraban la estufa apagada. A la altura del primer piso, me di cuenta de lo que le supondría a Marisa enterrarme. Al llegar al suelo mi cuerpo rebotó en el asfalto y del impulso volví a entrar por la ventana. Es tan caro, que uno no puede ni morirse.
Rosa M.
Micro para la iniciativa PMI organizada por La colina naranja, Explorando Lilliput, Pliegos volantes y Relatos de andar por casa. Las bases las podéis encontrar en La colina naranja (Pinchando en el enlace). Animaros a participar, aún hay tiempo.
Micro para la iniciativa PMI organizada por La colina naranja, Explorando Lilliput, Pliegos volantes y Relatos de andar por casa. Las bases las podéis encontrar en La colina naranja (Pinchando en el enlace). Animaros a participar, aún hay tiempo.
Re-que-te-bueno tu rebote
ResponderEliminarOriginal y tocando todos los palos, incluidos los de la conciencia...
Besicos desde mi alambrada.
Gracias Cabopá, me alegra saber que toca conciencias.
EliminarBesos desde el aire
Muy bueno y original.
ResponderEliminarLa realidad de tantas personas, qué deciden acabar con sus vidas de forma trágica. ¿Como deben de verse? axfisiados hasta el cuello, qué lamentable es.
Besos
No ven otra salida a su sufrimiento Verónica.
EliminarGracias y besos desde el aire
Estos de segundos de bajada son la auténtica bajada a los infiernos... muy buen trabajo Rosa. Dominique
ResponderEliminarGracias Dominique. Esperemos que el rebote le de una segunda oportunidad y todo mejore.
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Buenísimo Rosa, un micro muy original.
ResponderEliminarEl contenido refleja una triste realidad, muy dura y lamentablemente cierta en estos tiempos. Lástima que para algunos sin retorno.
Que nuestras voces no callen en esta primavera de indignados.
Anna J R
Ni en esta primavera ni nunca Anna.
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Me encantan los cuentos que detienen el tiempo real y permiten observar a través de las ventanas. Este, de rebote, tiene ese carácter denuncia y esa sonrisa que no he podido evitar a pesar de las circunstancias del protagonista. ¡Bravo!.
ResponderEliminarUn beso desde mi alambrada.
Gracias por tu sonrisa Laura. También son muy necesarias. :)
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Es terrible lo que está pasando. Y la prensa calla. Y los culpables no vuelan. Sí, dentro de poco pondrán la tasa (que no impuesto) por suicidio, ya sabes, gastos de policía, ambulancia, juicios, uff, un engorro.
ResponderEliminarNo, los culpables no vuelan...Aunque quizá les hagamos "volar"...
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A pesar de las sombras de la historia me ha encantado, esa ironía tan real, que no puedes ni morirte tranquilo, ay madre!!!
ResponderEliminarSuerte!!!
Besos Rose :)
Por desgracia esto es cada vez más habitual. Salas de urgencias atestadas, ancianos desahuciados hasta de sus residencias, suicidios desesperados...
EliminarAy Doña M que malito está el mundo!!!
Besos desde el aire
Rosa, excelente ese repaso de esa comunidad de vecinos, que bien podría ser la mía, la tuya o la del otro; en el que los de arriban la están convirtiendo en una ruina.
ResponderEliminarBesoss
Y nosotros se lo estamos permitiendo Nicolás...
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Así es, Rosa, hasta para morirse se lo tiene que pensar el que nada tiene. Muy buen micro, reflejando en esa caída las circurstancias por las que muchas personas están pasando, y lo que más duele es que tiene poco de ficción.
ResponderEliminarBesitos
De ficción sólo la segunda oportunidad que tiene con el rebote. En la realidad no rebotan, acaban su vida en el asfalto :(
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Pues sí, ni eso.
ResponderEliminarTodo los más como en los campos de batalla después de la batalla, despojar a los muertos de todo: ropa, dientes, oro,... Todo
No esperan ni a que estemos muertos Luisa.
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Eso te iba a preguntar, si te cobraron por manchar el suelo, al no estrellarte ya no vale la pregunta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero seguro que lo intentaron Emilio.
EliminarBesos desde el aire
Me hizo recordar parte de la trama de La espuma de los días de Boris Vian, no el texto, sino su sentido. M explico, cuando el protagonista es muy rico, hace una boda de poca madre, en la que Dios sonríe desde la cruz. Cuando está en la ruina, apenas le alcanza para pagar un funeral, y Dios lo ignora.
ResponderEliminarSaludos.
Dios es la ficción más injusta José Manuel.
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Un claro ejemplo de sensatez. Uno rebota para poder cambiar las cosas.
ResponderEliminarme ha gustado mucho.
Besicos
Esperemos que si, que cambien. Gracias Elena.
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Aplaudo, Rosa, el enfoque de ironía crítica con que rematas este micro que transita, paso a paso, por todos los dolores posibles de esta situación.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias Pedro, La pena es que la ironía no es un arma cargada...
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Así es Rosa, así es. Solamente los pudientes van a poder estudiar, enfermar y morir como toca a partir de ya.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay Fran, qué penita!!!...Gracias por pasar y besos desde el aire
EliminarHumor cruel, pero humor. Hasta morirse se ha puesto por las nubes.
ResponderEliminarUn beso.
No quería ser cruel, no del todo...
EliminarGracias CDG y besazos desde el aire
Ay, Rosa, me has sacado una sonrisa ¿será posible? muy bueno, me gusta mucho!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Eso pretendía, una sonrisa entre tanta tragedia, un rayo de esperanza entre tanta oscuridad...
EliminarGracias Anita y besos desde el aire
Es un texto duro, pero me quedo con esa esperanza de una segunda oportunidad y esa sonrisa que, como dice Ana, se te queda al verle volver por la ventana
ResponderEliminarsaludillos
Gracias ranita. Me guardo tu sonrisa para iluminar la oscuridad.
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El colmo de la desesperación, no poder morirse.
ResponderEliminarMil besos indignados.
No nos dejan, ni morir en paz Lola.
EliminarBesos muchos desde el aire
Gracias Diego. No quería que muriese, quería darle otra oportunidad.
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡Volver a empezar! Un repaso de miserias en círculo para continuar viviendo igual, ya que es más barato que morir. ¡Qué triste!, Rosa. La mirada del narrador, desde esa distancia que creas, parece no querer contagiar al lector de todo el horror que su vida representa, que él nos cuenta lleno de ironía.
ResponderEliminarun abrazo :(
Esperemos que del "rebote" salga algo bueno Petra... Gracias y besos desde el aire
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