Mi hermano y yo teníamos la sana costumbre de jugarnos las tareas a los chinos. Si llamaban a la puerta, escondíamos las manos en la espalda para adivinar las piedras que cada uno tenía y hacer la suma. Algunas veces el que esperaba, se iba ante la tardanza ya que no había manera de que desempatásemos y nos podíamos tirar una hora sin cansarnos preguntándonos cuantas había. La vez que mamá se dejó abierto el grifo del lavabo, fueron tres horas adivinándonos los pensamientos. El agua se desbordó de la pileta cayendo en cascada hasta el piso, anegando el pasillo, la habitación de la abuela y el cuarto de coser. Cuando el agua traspasó la puerta de la calle y corría libre escaleras abajo, mamá entró con los zapatos en la mano y una cara de enfado como no se la habíamos visto nunca. Nos agarro a cada uno de una oreja, tan fuerte, tan fuerte, que nos las arrancó.
Escrito para los viernes creativos de El bic naranja
Con lo fácil que es tener un cuadrante de tareas :)
ResponderEliminarY esa madre... que brutisima ... Arrancar las orejas de tus niños no está nada bien :)
Mil besos Rosa !!
lindo recuerdo, excepto los tirones de oreja
ResponderEliminarAbrazos
Un poco bestia la mamá ¿no? Claro que las niñas tenían lo suyo.
ResponderEliminarAbrazos libres.
Me encantó, sobre todo, el golpe final tan brutal como las exageraciones de la infancia.
ResponderEliminarUn beso.
Las madres no entienden los juegos de los niños, que son más importantes incluso que muchas cosas "importantes para las madres".
ResponderEliminarHay que dejar jugar a los niños y dejarles las orejas tranquilas.
Besos
Jajaja..... esto de las esperas en el desempate final... posterga las urgencias cuando verdaderamente lo son.....
ResponderEliminarMe ha encantado Rosa. Y tus letras siguen fluyendo al aire de la mejor de las maneras. Es una apuesta para los viernes creativos muy buena y con muchísima inspiración, supongo, en ese trozo de carne que se ve en la mano que abre la puerta.
Un besote muy fuerte para ti, (ya sabes que te leo) y que recibo todo tu apoyo con una sonrisa de oreja a "oreja" (aún tengo dos).
Jajajaja. Vaya par de pillos. Besos
ResponderEliminarHe tardado en responder porque me estaba riendo. Muy ingenioso, de veras.
ResponderEliminarUn saludo
JM
¡He sonreído!
ResponderEliminarRosa, he recordado los regaños de mi madre cuando era chico y las hipérboles que inventaba al contarlos.
ResponderEliminarSaludos.