Hasta Burgos habían llegado los amores crueles de la pareja. Eran la comidilla de los mentideros del lugar. M. y Cherry Baby comiéndose a besos por las calles, en la puerta de la catedral a la hora de misa, en los bares, en la estación. M. y Cherry Baby a grito pelao, llamándose de todo menos bonitos, tirándose piedras, empujando gente en su avance, tipo Atila, por la Plaza Mayor. M. y Cherry Baby detenidos y puestos en libertad y amándose a la salida del juzgado, con urgencia, comiéndose en mitad de la calle a pesar del frío.
Cherry Baby se sentía estafada, M. le había robado un trocito de ella cada día hasta casi hacerla desaparecer. La sobornaba con sexo, con aquellas sesiones maratonianas de lengua y espasmos, y ella se entregaba, se rendía No eran mentiras lo que salían por su boca sino cuentos. Cuentos de otras vidas que hubiese podido tener.
Cherry Baby se sentía estafada, M. le había robado un trocito de ella cada día hasta casi hacerla desaparecer. La sobornaba con sexo, con aquellas sesiones maratonianas de lengua y espasmos, y ella se entregaba, se rendía No eran mentiras lo que salían por su boca sino cuentos. Cuentos de otras vidas que hubiese podido tener.
El último cuento que inventó Cherry Baby le costó la vida. M., navaja barbera en ristre, le clavó todo su amor en las tripas y lo retorció con sus manos. Al ver la sangre, los labios azules de Cherry Baby y sus manos rojas, como el odio rojo que le mordía las entrañas, M. salió corriendo, arrancó su moto y se perdió entre la bruma con un gran estruendo. Mientras, en un anuncio de preservativos de la tele, llovían impermeables que se posaban con su escueta luz sobre el cuerpo inerte de Cherry Baby.
Rosa Martínez
Cuento basado en el poema "Te inventaré otro nombre" de Jorge M. Molinero, publicado en su poemario " La noche que llovieron impermeables" de la editorial Origami.
cuando el almendro
vista sus flores blancas
volveré a por ti.
J. Malone Miler
Te inventaré otro nombre. Te llamaré Cherry Baby.
Te penetraré con desprecio y rabia al 50%. No todo
van a ser derrotas, haré
una pausa en mi caída a los infiernos.
Tu boca que siempre me supo a cereza,
-de ahí lo de Cherry Baby,
por si hay alguien de Burgos-
está hoy infestada de mentiras. Será
un buen entrenamiento para subsistir en la niebla
a la que tus besos me llevan una y otra vez.
Principio y fin, salida y meta.
Salvación y derrota, trampa y recompensa. Tu boca.
Hay bocas que se abren y te devoran sin compasión, como pozos sin fondo en los cuales no te importa perderte.
ResponderEliminarBesos de gofio con cerezas.
Me gusta M, me gusta Cherry baby y me gusta su historia...
ResponderEliminarBesos y un abrazo amiga :)
Me ha encantado. Qué gran forma de contar una cruda historia de amor. ¡Saludos!
ResponderEliminar"Cuentos de otras vidas que hubiese podido tener". Sólo por esto, brillaría este relato. Pero hay más.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo calentito.
Deja un sabor agridulce. Creo que merece varias lecturas, llega a la primera, pero me deja con el convencimiento de que se me escapan cosas.
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