La niña rezaba sus oraciones tapada con las mantas hasta la cabeza. Hacía muchas noches que su amigo imaginario venía a visitarla cuando estaba en la cama. Cada vez era más grande. Tenía las manos más grandes, los ojos más grandes y la boca con los dientes más grandes. La niña se acordaba del cuento de Caperucita Roja, pero ella no era Caperucita, ni aquello era un cuento con final feliz. Por mucho que rezase y se dijese que ya era mayor para creer en cuentos, cada noche el ser se empeñaba en volver y cada noche el maldito se parecía más a su tio Andrés.
COMPAÑER@S DE TRAVESÍA
viernes, 5 de junio de 2015
CUENTOS
La niña rezaba sus oraciones tapada con las mantas hasta la cabeza. Hacía muchas noches que su amigo imaginario venía a visitarla cuando estaba en la cama. Cada vez era más grande. Tenía las manos más grandes, los ojos más grandes y la boca con los dientes más grandes. La niña se acordaba del cuento de Caperucita Roja, pero ella no era Caperucita, ni aquello era un cuento con final feliz. Por mucho que rezase y se dijese que ya era mayor para creer en cuentos, cada noche el ser se empeñaba en volver y cada noche el maldito se parecía más a su tio Andrés.
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Un cuento de los más terroríficos que se pueden contar :(
ResponderEliminarFeliz Sábado Rosa
No hay peor terror que el que pasa en tu propia casa, Doña M.
EliminarBesos desde el aire
Un cuento muy real. Besos
ResponderEliminarGracias por pasar y por tu comentario, José Luis.
EliminarBesos desde el aire.
Bien narrado, hermoso. Aunque se ve venir muy pronto, no es tu mejor texto. Lo siento, no soy quién para meterme a crítico, máxime cuando mi nivel está muy lejos en muchos sentidos del tuyo. Pero creo que este texto es un poco rápido, y que se merece una vuelta, que tú le puedes sacar más.
ResponderEliminarTe agradezco y valoro mucho tu crítica, Miguel ángel.
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