Me levanté por la mañana,
no sabía donde estaba,
nada me sonaba.
El dolor de cabeza,
pulsaba en la sien
tac, tac tac,
¡en breve explotará!.
El estómago en un puño,
los ojos
como al revés.
Miran,
pero no ven.
El tiempo se desdibuja
¿----?
¿Dónde estuve?
Y
¿Con quién?
Busco el baño en el desastre,
necesito refrescarme.
¡Un café!
me vendría bien.
Salgo a tumbos de la casa.
El sol me abrasa.
¿Dónde estarán mis gafas?,
No encuentro mi coche.
¿ las llaves,
la cartera?.
¡Menuda caminata me espera!.
Me siento tan destrozado,
roto,
abandonado,
que me prometo a mi mismo,
no ir de fiesta otra vez.
Eso digo de momento,
luego ya no me acuerdo.
Y me voy
de fiesta otra vez.
Rosa M.
Ja... parece que me han robado el pensamiento!!, Yo creo que hay que salir o siempre o nunca; porque si sólo lo haces a veces... pasa lo que pasa, que te coge con ganillas y al final... puffff...llegan las promesas q luego se olvidan, no? Besos!
ResponderEliminarHay ciertas promesas, que es mejor olvidar...o no?
ResponderEliminarSaludos de fiesta
La mañana de después de un fiesta siempre es "confusa" pero veo que esta es de las grandes.
ResponderEliminarLo importante es haber sobrevivido a ella, la información de lo que hicistes ya te viene sola.
Un saludo Rosa ;)
Muerte, mejor que no te lo cuenten...Si no quieres ponerte roja, jajaja
ResponderEliminarSaludos sin resaca.