UNAS RISAS

Me siento ante el papel en blanco. Empiezo a escribir la historia que durante la noche ha ido tomando forma en mi cabeza. Me levanto mientras le doy vueltas a una frase y me preparo un café.

Cuando vuelvo a sentarme, las palabras han desaparecido del papel. ¡Está completamente en blanco!

Me quedo perpleja.
- ¿Qué ha pasado aquí? Me pregunto.
Por más vueltas que lo doy no encuentro la explicación. Busco por la habitación no sea que se haya caído. Nada, que no.

Pienso que quizás lo haya soñado y vuelvo a escribir las frases que tan bien había hilado, la historia toma forma y el desarrollo es perfecto.

Me entran ganas de ir al baño, me aguanto, tengo la mosca detrás de la oreja y me resisto a ir.

Ufff, no aguanto más, he de ir. Me levanto y voy corriendo mirando por el rabillo del ojo los papeles llenos de palabras.

Me alivio y vuelvo al escritorio. ¡No puede ser! ¿Me estaré volviendo loca? Los papeles están en blanco,¡completamente en blanco!. Ni rastro de la historia. Me pongo en guardia, cojo el abrecartas de la mano y me dedico a registrar toda la casa. Como si de una película de misterio se tratara voy de habitación en habitación con el susto dibujado en la cara mientras en mi cabeza resuena una música  de terror ambientando toda la escena.

No hay nadie, estoy completamente sola…

El aire se llena de una risa que me hiela la sangre.

-¿Quién eres? Pregunto.

Otra carcajada por respuesta.

-¿Qué quieres?

-Solo esto, responde, reírme.

Cada vez más asustada le insisto para saber quién era.

Melpómene, contesta al fin algo mosqueada

-¿Una musa?

-Sí, estaba harta de tanta tragedia y solo quería reírme un poco.

Rosa M.