Las
matemáticas y yo somos incompatibles, no nos entendemos.
Me
han contado que dos y dos son cuatro, pero en algunas casas como en casa de mi
tía son cinco. Mi tía Pepi, mi primo Luisito, mi prima Susana, el tío Luis y su
amante Margarita. Que nadie la nombra pero siempre está
presente.
Una
por una no es una, son dos, como los capones que me pega Doña Marina en
clase mientras recitamos las tablas de multiplicar.
250
g son un cuarto de Kilo pero cuando le pido a Don Vicente, el tendero, un
cuarto de chorizo Pamplona para la merienda, él pone el dedo en el platillo y
cuatro rajas tristes hacen el cuarto.
Si mi hermana habla por teléfono, los cinco minutos son una hora. Al repartir el postre, mi madre dice, la mitad para cada una,
mi cincuenta por ciento con suerte, se queda en un veinticinco, es lo que tiene ser la
mayor, comenta con guasa, mientras devora su parte.
El
señor del banco le ha dicho a papá que el interés que pagamos por la hipoteca es
de un tres por ciento, pero mamá dice que cuando hayamos terminado, habremos
pagado la casa dos veces.
Rosa M.
Rosa M.
Y todo es verdad.
ResponderEliminarLas matemáticas no salen y menos cuando hay dinero y sentimientos de por medio.
Rosa, como bien demuestras, las matemáticas de andar por casa no son una ciencia exacta.
ResponderEliminarUn besote (ni uno más ni uno menos)
A eso le llamo "las cuentas de la abuela " y sin duda como ha dicho Manuel esas si que son exactas, en ellas todo cuadra, ni falta ni sobra nada.
ResponderEliminarTodos terminamos haciéndolas alguna vez.
Un besote:)
PD: por cierto, te he dicho que me encanta tu nuevo fondo, pues si! me encanta.
Las ciencias exactas, en la vida real, son poco exactas. Un abrazo.
ResponderEliminarTodo es por culpa del redondeo, que cada uno lo calcula a su manera. Yo calculo que el micro te ha quedado... redondo, y muy real por cierto.
ResponderEliminarUn beso.
A lo largo de mis años he aprendido, por experiencia, que todo es relativo, que dos y dos son cuatro o venticuatro, todo depende del tiempo.
ResponderEliminarUn saludo
Hay casos en que las matemáticas y la realidad no andan al compás, verdad, Rosa?
ResponderEliminarQuizá, cuando la niña crezca y el padre termine de pagar la hipoteca...
Besos van
Ay, las matemática!! Cuánta razón tiene el/la protagonista del relato. Todo no cuadra matemáticamente en la vida real. Casi siempre para peor,... aunque a veces ni falta que hace.
ResponderEliminarBesoss, Rosa.
Rosa, con mucho humor enseña tu relato muchas verdades, es fácil manipular las matemáticas con el lenguaje que algunos utilizan.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Besoss
La frase final, Rosa, se hunde en el bolsillo del lector como un cuchillo en la mantequilla y -créeme- hace sangre.
ResponderEliminarMe parece fantástico el tono elegido, cómo has conseguido la voz infantil y la forma en que has estructurado el andamiaje de este micro que contiene -mucha, pero mucha- crítica a nuestra forma de vivir.
Un abrazo,
Dichosas matemáticas, que enrevesadas y mentirosas que son algunas veces.
ResponderEliminarMuy simpático relato.
Besitos.
Bonito cambio en tu blog.
ResponderEliminarMe recuerda una frase de mi profesor de matemáticas I en Química. Las matemáticas son una ciencia exacta pero dependen de la topología.
ResponderEliminarA mi me gustan las matemáticas, y tus relatos.
ResponderEliminarGracias Rosa, por ponerle números a tus historias.
Un beso
2+2=5
ResponderEliminarEsas matemáticas que nos cuentas son la ironía de la vida...
ResponderEliminarNo hay ciencia más exacta que las cuentas domésticas.
Besicos
La verdad que desde los ojos de ese niño/a, las matemáticas no tienen nada de exactas, mas bien son un enrevesado modo de que los mayores compliquen las cosas. Menos mal que cuando uno toma una calculadora, esta no falla, ¿pero quién sabe? quizás sean esas cuentas del día a día las que realmente son reales.
ResponderEliminarBesos Rosa, me encanta la historia que cuentan tus números.
Siempre crei en las matemáticas, pero luego de leerte me has "abierto" el cerebro. debere reveer todo
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno, Rosa. Yo tampoco las he entendido nunca.
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