La clase de matemáticas me producía somnolencia y me fui
de paseo por la ventana a los Cerros de Úbeda, que me caían cerca. El sol en su
cenit le hacía guiños a la luna sujeta por el hilo de Ariadna a las manos de un
gigante que usaba a modo de boina el nido de las cigüeñas, esas que ya no
emigran por qué aquí tienen su panza llena.
Sancho Panza que pasaba por allí, me conto que abandonó
al Quijote en manos de un psicoanalista argentino que hacía poco llegara de la
Pampa. Un gaucho pasó veloz en su caballo haciendo reír y llorar una vieja
guitarra con un tango arrabalero, de esos de bailar bien arrimados mientras
saltan estrellas de las suelas de los zapatos. Las estrellas no están donde las
vemos, murieron, solo gozamos del bello fantasma de lo que fueron. Un anacoreta
colgado bocabajo me hizo un guiño y señaló con el dedo, al volverme, me di un
susto tremendo. A dos centímetros de mi cara, los bigotes del maestro se
erizaban.
Rosa M.
Divagar y divagando, qué triste es pensar que las estrellas que vemos, ya no lo son.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Sigue divagando, para deleite de tus lectores
ResponderEliminarUn abrazo
Jodías matemáticas !Leches! con lo bien que se está pintando la mona. Confieso que en clase de matemáticas me ponía a dibujar los paisajes que veía por la ventana y encima aprobaba con buenas notas.
ResponderEliminarCosas que pasan,
Me ha gustado mucho, mucho... curioso lo reall que puede llegar a ser este micro!!!
ResponderEliminarun beso.
Rosa, el problema de viajar hasta los cerros de Úbeda es que luego el jet lag es abrumador.
ResponderEliminarBuena ida de olla
Besotes
Jajaj. No me extraña nada. Yo me pasaba las clases en Babia también y así me iba. Tenia las manos amoratadas de los reglazos del maestro. Un besazo.
ResponderEliminarEs que los maestros a veces somos aburridísimos, pero, a cambio, proporcionamos experiencias fantásticas totalmente gratis. Abrazos
ResponderEliminarEspero que ese maestro entienda que divagar no es otra cosa que vagar por la imaginación. Y que la imaginación es lo que hace seguir caminando. Y que esos cerros son el paraíso, y que pasar una mañana con compañeros como los que cuentas...vale la pena.
ResponderEliminarUn beso.
Rosa, un micro muy mío. Me refiero a que me he reconocido enseguida, en clase de historia... es que no podía cambiar nada, era historia, todo había pasado... No había margen para la fantasía, y entonces me quedaba enredada con el primer levantamiento, imaginando escenas, gestos,... Totalmente creíble tu relato. Me ha transportado al colegio, y me ha gustado.
ResponderEliminarUn beso desde hoy.
Rosa, divagar te siente muy bien, pues es un disfrute seguir tus andanzas con ese surrealismos y humor que impregnas. Todos en el colegio solíamos escabullirnos con tales viajes o similares.
ResponderEliminarBesoss
Yo, confieso que cuando divagaba en el colegio no me salía nada ni tan divertido ni tan lleno de personajes como lo que te sale a tí. No sé, no lo he sabido hasta hoy: mis divagaciones (comparadas con las tuyas) eran leves, porque las tuyas están llenas (desde el mejor punto de vista).
ResponderEliminarUn beso de días raros raros
Qué preciosidad, soñar despierto es maravilloso. Pero el despertar con esos bigotes es pesadilla.
ResponderEliminarMe ha encantado Rosa, de lo mejor que te he leído. Un canto a la imaginación. Un beso.
Preciosas divagaciones infantiles, Rosa.
ResponderEliminarLo malo es que de adulto en alguno de esos "tostones" que me tocan ... también me pasa a veces, y ¡¡claro!!, me digo, si esto lo hago ahora, es porque de pequeña no lo hici lo suficiente ...ji,ji.
Me encanta cómo has armonizado el texto en un sólo hilo conductor hasta llegar a los bigotes. Perfecto!!.
Un abrazo, Rosa.
Qué bueno, Rosa. Me gusta cómo vas pasando de una cosa a la otra, cómo un tema, una imagen te trae a la siguiente. Muy imaginativo. Lo dicho, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
"mientras saltan estrellas de las suelas de los zapatos". Esta frase me parece genial, es tan visual como creíble, al menos para mi.
ResponderEliminarTus divagaciones, no lo son tanto, si se piensa un poco...Has unido personajes e ideas muy bien concatenadas.Me ha encantado.
A ver si pasa por mi ventana y te tomas el APERITIVO, lo dejé el sábado antes de irme a la playa para mis amigos, entre los que te encuentras, siempre desde el aire de las "palabras escritas".
Besicos, Rosa.
Parece evidente que las matemáticas sirven para contar. Tú cuentas, y ellas erizan bigotes.
ResponderEliminarGracias por el relato. Besos
Que bueno Rosa...
ResponderEliminarEs que las clases de matemáticas deben tener como una puerta tridimensional que te lleva a todos esos lugares fantásticos, yo suelo encontrarlo fácilmente ...
Un besote grandeeeeee :D
Bienvenidas sean tus musas cuando traen de su mano una regalo así, Cabopá.
ResponderEliminarMetaliteratura e intertextualidad a raudales, con las que no importa la trama sino sólo las sensaciones.
Un abrazo,
Te perdono que no atendieras a las mates... por tan bella imagen que has dejado con tus letras.
ResponderEliminarBesos
Muy bueno, Rosa, me ha hecho recordar. Yo también me paseaba por esos cerros durante las clases de mates.
ResponderEliminarBesos,
Muy cierto amiga, muchas veces divagamos cuando todo se torna aburrido, bonita forma de expresarlo, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarFantástico, Rosa. Esas divagaciones que se van conectando unas con otras... muy bien llevado el tema. Un micro que despierta recuerdos, sensaciones, experiencias...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos.
Jajaja, eso no es divagación es absoluta y total abstración, Rosa. Que manera de hilar historias.
ResponderEliminarBesitos
Qué bueno este paseo surreal. A mí me pasaba algo así en clases de Matemáticas, se suponía que yo estaba allí, atendiendo y haciendo ejercicios, pero no. Siempre estaba en otra parte...
ResponderEliminar2 besos :)
Muchas fantasías suelen acabar chocando con la realidad.
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