EL DOLOR

Cada año por estas fechas, siento como va llegando. Un escalofrío,  me recorre de pies a cabeza. Luego vienen las olas, suaves y distantes las primeras, soportables, las siguientes van ganando en intensidad mientras  me van sumiendo en una tormenta interior que me socaba y me rompe.

Me resisto con todas mis fuerzas y todos los años repito mentalmente la misma cantinela,” este año no voy a caer, no va a poder conmigo”.

Es como estar de pie en la playa, al llegar las olas retiran la arena que te sustenta, y te vas hundiendo más y más.

A veces pienso que me gusta, esa sensación de desamparo, de nadar en aguas negras…

Te sumerges  y dejas que la apatía te invada.

Solo quieres dormir meterte en la cama y no sentir, que tus sentidos se adormezcan, se queden flotando en el limbo.

Caminas como en sueños  arropada por un manto de desidia que te nubla los sentidos, acunada por el dolor.

El dolor de la pérdida, el dolor.

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero solo lo atenúa, rellenas tus vacíos con retales de vida. Y de vez en cuando vuelve. EL DOLOR. Surge de su escondite y te vuelve a romper.

Lo quieres, lo abrazas, aunque lo niegues, pero en el fondo lo esperas, esperas su vuelta, porque es la única manera de recuperar una parte de la pérdida.

Voy a llorar un poco, a inundar mis sábanas, mientras el dolor me parte el alma.

Rosa M.