Henri-Georges Adam, El Desdichado
Engraving, 1947
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“La vida es una mierda y al final te mueres”.
Esta fue la herencia que me dejó mi madre en su lecho de
muerte y con esta premisa he vivido toda mi vida desde el momento en el que me
quedé sólo en este mundo a la temprana edad de siete años.
Me depositaron cual paquete en el triste orfanato de mi
ciudad. Allí vegeté durante unos años hasta que el señor Rogelio me llevó pa su
casa. Él y su mujer a la que apodaban “La Seca” no tenían hijos y yo remedié su
falta de mano de obra barata pero no de amor en sus corazones.
La Seca me azuzaba a Don Rogelio para que acarrease los
pesados sacos de harina, enrojase el horno y dejase impolutas las mesas de
amasar.
Entre trabajo duro y sopapos me hice un hombre y ni un
solo día dejé de darle la razón a mi madre.
Salí de casa de los panaderos mordiéndome la lengua y con
los puños prietos como agradecimiento por los años de pan duro y un triste
jergón y empecé mis andadas por el ancho y triste mundo.
Trabajé descargando camiones de carbón, de ayudante de
albañil y de mil oficios varios con los que maté el hambre y me dieron un lecho
en el que descansar mis molidos huesos.
Un buen día empecé a caminar y no me detuve hasta que mis
pies se negaron a seguir.
Pero esa es otra historia…
Rosa, tu historia es un "pelín catastrofista", quiero creer que esa otra historia que mencionas al final sea mejor que la que relatas.
ResponderEliminarSi me permites una sugerencia, ponle una tilde a "vegeté" ganará mucho.
Un abrazo fuerte y animoso.
Gracias Esperanza por tu sugerencia. Tal vez la vida le de sorpresas que no espera. O tal vez no.
EliminarUn gran beso desde el aire
Todos conocemos el final de la historia de nuestra vida, sin lugar a dudas, lo que desconocemos es el paso intermedio, de ese nos ocupamos nosotros mismos.
ResponderEliminarCon todos los baches... tendremos que ir sorteándolos para que no sea tan mierda.
Besitos mediterráneos.
Qué triste este entrada Rosa, te deja un sabor a derrota, no sé si conseguirá una mejor vida el muchacho, pero de momento entiendo que crea a su madre.
ResponderEliminarBesitos como siempre,
Tiene un toque Dickesiano, pero por estos lares. Alguien con vida dura, con pocas esperanzas y que sin embargo, camina y camina. Me gustaría saber esa otra historia, cuando sus pies dijeron basta y su vida...¿quién sabe?
ResponderEliminarMuy bueno,Rosa.
Un beso.
Yo he visto en ese final de echarse a caminar, un giro, una ruptura con el pasado. Y ahí está la esperanza.
ResponderEliminarAbrazos cálidos.
¿Estás triste Rosa?. Tu entrada me ha producido como un reconcome de infelicidad. Yo creo que el camino es lo que vale. La vida es una mierda ¡según se mire!. Pero es que....sólo hay UNA. Y si no la aprovechas cada minuto, ese momento trágico que describes acelera su ritmo implacable.
ResponderEliminarUn abrazo para ese muchacho que camina entre muchos obstáculos y que nos narra su aspereza con la vida con una voz que remueve al lector.
Besos Rosa.
La vida muchas veces no es fácil. Y pueden pasarnos cosas terribles, pero también cosas maravillosas.
ResponderEliminarTriste camino de desesperanza arrastra el protagonista de tu relato.
Muy bien contado.
Un abrazo.
Siempre hay que dejar un espacio grande para la felicidad. La vida puede llegar a ser circunstacialmente una mierda, sí, pero desde que te empeñas en limpiarla descubres la parte buena que te permite disfrutarla. Actitud.
ResponderEliminarUn beso
La actitud hace mucho y en la vida las cosas puede que no vengan rodadas, entonces tienes que coger alternativas distinta, un plan B. Ojala nuestro protagonista encontrara ese plan B en el que todo le vaya mucho mejor.
ResponderEliminarUn relato duro pero muy creíble.
Un beso grande :D
No, la vida no es una mierda, es vida. Y algo vivo crece, evoluciona, cambia, ríe, llora: vive. La vida es una suerte, un lujo que no podemos desperdiciar.
ResponderEliminarLa postura, el enfoque, la actitud de tu protagonista no le puede llevar por buen camino. Si solo se piensa en la muerte, cada día vas muriendo en lugar de viviendo.
Es difícil ver luz cuando todo lo que te rodea son sombras... Pero no hay que perder la esperanza, sino estamos perdidos.
Una vida muy dura la del pobre chaval. Marcada por la muerte, el desánimo y el propio abandono.
Besos, Rosa.
Parece que hay vidas que no tienen ni un atisbo de esperanza. Imagino el escenario en la España de los años de Postguerra en una zona rural, no es tan lejana. Ahora, con otros escenarios también existen, quizá no salen en las noticias, pero doy fe de que existen.
ResponderEliminarBesos
Esta es una pieza muy dura por la verosimilitud de lo que cuenta, Rosa; porque todos podemos señalar a alguien a quién le ha tocado vivir una vida similar.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Lola en cuanto a la puerta de esperanza que se abre en ese caminar hacia el futuro.
Un abrazo,
Pues cuéntanos esa otra historia. Porque esta es una historia triste y repetida (no por ello mal facturada ¡ojo!), pero la otra es única en cada caso de los que se atrevieron.
ResponderEliminarTriste lamento de una vida dura y llena de sombras. Pero siempre hay que dejarle un resquicio a la esperanza.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Que al final te mueres no hacía falta que se lo dijeran en el lecho de muerte, una pérdida de tiempo más cuando no lo hay. Por mucho que cambie tras su caminata, de su pasado sólo le quedará la idea de que la vida es una mierda. Él es una buena parte de esa vida, casi toda.
ResponderEliminarGracias por el relato Rosa, aquí estamos llorando toda la familia, parece un personaje del secreto de puente viejo, casi seguro que al final lo arrolla un tren...
Besos
El verano pasado leí, "Grandes Esperanzas" de Dickens...Me lo has recordado.
ResponderEliminarMe sorprende la cantidad de registros que tienes "escribidora" creo que de ahora en adelante te llamaré,escritora.
Aquí ando deshaciendo maletas y asomándome a las ventanas amigas, poniéndome al día...
Miles de besicos,amiga. Sigue, con "esa historia" que seguro que da para más.
Muy duro, muy triste y muuuuy bueno!!!!...entiendo que hay gente para quien la vida vida es una mierda sin remedio, pero no debe ser así para la mayoría, salgamos con una sonrisa a la calle, pese a esos cabrones que nos pisotean.
ResponderEliminarBesazo gordo lleno de vida!!!
Espero que esa otra historia que tiene que contar sea algo, aunque solo sea un poquito, mejor que todo lo vivido hasta el momento.
ResponderEliminarHistoria dura y de una realidad gris.
Besitos
La verdad es que con esta simpleza va pasando la vida y al final siempre te arrepientes de no haberla vivido mejor. Aún estamos a tiempo. Muchos besos.
ResponderEliminarLa vida no es igual para todos, algunos son mas afortunados que otros y al final de esta, lo que cuenta es el legado que dejamos aunque el tiempo se encargue de desvanecer nuestra huella, la vida es lo que es independientemente de como la critiquemos, ya muertos para que la queremos, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarNo podría decir que la frasecita sea un buen -y vital- punto de partida. No.
ResponderEliminarEl consejo de su madre se volvió realidad para él. Por lo menos hasta lo que sabemos, puede que el día que se puso a caminar llegar a algún lugar interesante.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Saludos.
Le ha tocado una vida dura al pobre, pero quizá ese camino el lleve a lugares mejores. Hay que esforzarse por cambiar y mejorar la vida. Al final morir, sí, pero hay que vivir viviendo no vivir muriendo. Besos
ResponderEliminarUna prueba mas de lo que es la realidad. Sin máscaras.
ResponderEliminarEsos capullos con pasta que dicen: "No creo en la suerte", tenían que haber nacido en Somalia, en una chabola, en el barrio de las 1.000 viviendas, de madre yonki y padre alcohólico, y seguro que pensarían de otra forma.
Pensamiento positivo, jajaja. ¿Sabéis qué es un pesimista? Pues un optimista al que la vida le ha dado las suficientes patadas en los cojones para cambiar de idea.
Animo a todos los desahuciados de la vida.