El martillo de los dioses
golpea
una y otra y otra vez,
sobre las cabezas
aturdidas de los mortales.
Golpea, golpea,
pone a prueba la paciencia
del más ferviente creyente.
Los renegados se rebelan
ante tanto golpe absurdo.
Cantan las vírgenes sus alabanzas
piden y ruegan
que se detenga
el golpeteo constante.
Desgracias, tristezas,
miserias.
El pueblo memoriza las mentiras
acuñadas por el clero.
Mientras el martillo de los dioses
golpea de nuevo.
Rosa M.
Gracias a todos por seguir pasando por El Aire, llenándolo de vida con vuestras lecturas y comentarios y perdonándome que no pueda contestaros ni visitaros como merecéis.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un martilleo incesante sobre nuestras cabezas, así una y otra vez... ¿Qué hacer? ¿Aguantar? ¿Intentar esquivar los golpes? ¿Rebelarse? Buena métrica, Rosa.
ResponderEliminarLo mismo digo, Rosa. Me gustaría poder pasarme a menudo por todos los blogs amigos, aunque es difícil. Gracias por tus visitas.
Besos.
A veces Dios es una buena disculpa para no asumir las responsabilidades de los hombres. En la "Iglesia" de los ateos también hay mucho dogmático que actúa d ela misma forma. Palabra de agnóstico.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs que prefiero hacer el comentario desde esta cuenta.
EliminarEl pueblo memoriza las mentiras acuñadas por ... el poder.
Besos, Rosa
Como un martillo aporreando una pared.
ResponderEliminarNo deberíamos echar las culpas todas fuera, aunque estos de la iglesia... no se libran de ná.
Besitos mediterráneos.
Uy esos golpes me han dado dolor de cabeza, espero que cese el golpeteo y que alguien deje de hacerse el sordo frente a las peticiones de los necesitados.
ResponderEliminarBuena métrica Rosa, como siempre. No tienes que darnos las gracias por pasar, porque para nosotros es un placer estar aquí.
Besos desde mi mar,
Incesante ese martillo doloroso. Se pasa por tu poema así, a golpes certeros (nunca fallan, aunque siempre se equivoquen) que se instalan en el lector.
ResponderEliminarP.D: Me gustó ese martillo de la fotografía.
Un beso.
Los dioses no llevan golpeando más de 2 millones de años, tiempo que el hombre empezó a creer en esas cosas, y aquí seguimos, somos masoquistas, nos va la marcha.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los dioses son Dioses porque esos mismos que reniegan y cantan les hacen que sigan allí. Me martilleó a mí también un poco ese martillo que parece tener gran poder. La sensación de impotencia se bebe de cabo a rabo.
ResponderEliminarUn beso Rosa
me siento identificada con esta métrica menopaúsica y con esos dioses innobles.
ResponderEliminarBesos desde la tierra. Me gustó mucho. la fotografía es hermosa
Ahora comprendo estos dolores de cabeza y malestar general que arrastra el pueblo mortal en estos tiempos.
ResponderEliminarLos DIOSES deberían buscar otro entretenimiento.
Un besote graaaande :D
Sentí ese golpe durante años enteros; ahora parece que han girado su mirada en otra dirección, afortunadamente.
ResponderEliminarUn beso muy grande, Rosa, y disculpa también que no te visite como te mereces. El tiempo, siempre el tiempo...
Otro beso, bonita.
Incesante golpeteo que nos tiene a todos aturdidos.
ResponderEliminarLos Dioses deberían entretenerse con otras cosas y no con los pobres mortales.
Buena la entrada.
un abrazo Rosa.
Ese martilleo incesante nos golpea de nuevo cada día, en lo cotidiano, nos llega hasta el alma.
ResponderEliminarBesicos, amiga.
Los dioses eternos y tambièn los terrenales. Todos golpean. Los jodíos. Besos
ResponderEliminarLa verdad es que si no subieramos a la gente a los pedestales, despues no habría que bajarlos a empujones. A ver quien baja a estos nuevos diosecillos. Ardua tarea nos espera. Un besazo.
ResponderEliminarA veces me pregunto si no crearon este mundo para tener algo que aporrear y así pasar el rato.
ResponderEliminarUn beso.
Pues va a ser que sí, que tendremos que aguantar martillazos y mentiras y más mentiras. Ya nos acordaremos, espero, de tanto verdugo.
ResponderEliminarBesitos
¿No será ese martilleo de los dioses lo que nos mantiene vivos, Rosa?
ResponderEliminarUn abrazo,
Ojalá memorizáramos mejor sus mentiras para no permitirles repetirlas. Buena métrica esta, Rosa.
ResponderEliminarBesitos