La idea hace tiempo que me ronda la cabeza. No sé como
empecé a pensar en ello, ni cómo siguió volviendo cada vez con mayor
frecuencia. Soy un tipo anodino, gris. No hay nada en mí que destaque ni para
bien ni para mal. Estatura media, rasgos corrientes, mediocre en todos mis
quehaceres… Y la idea floreció.
Estaba tomando el café de todos los días, en la mesa de
siempre, en el bar donde no se acordaban nunca de mi nombre, cuando decidí
hacerlo. Llevaba unos meses fijándome en él, un hombre triunfador, se podría
decir que era todo lo que yo no era. Ese día le seguí, como una sombra, hasta
encontrar mi oportunidad.
Era de noche y se había tomado unas copas. No estaba
borracho pero sí lo suficientemente ebrio como para que no me resultase
complicado manejarle. Dio un tropezón y me acerqué para ayudarle. No sospechó
nada y me sonrió dándome las gracias. Tuve que retirar la cara para que el
agrio olor de su boca no me provocase una arcada. Le ayudé a ponerse en pie y mirando fijamente a sus ojos, no quería perder detalle, le clavé el
cuchillo de cocina en las entrañas.
Soy José Pérez, un hombre mediocre, un asesino invisible.
Rosa M.
Por Dios, que miedo!!!
ResponderEliminarBuenísima la construcción del protagonista que se diluye desdibujado por la falta de atención
Besos
¿Te asustó un poquito?... ¡Me alegro! jejej. Mil gracias Mientrasleo :)
EliminarBesos para pasar el susto desde el aire
¡Madre mía, Rosa!
ResponderEliminarEste nunca será "mi amigo invisible", eso espero.
Lo has relatado magníficamente, todo un ejercicio de ritmo y precisión, unas letras muy bien calculadas..
Besicos
Espero que no te toque, jejejjeje. Gracias guapa
EliminarBesos desde el aire
Señorrrr con los amigos "invisibles", pues que se vayan al carajo en navidad. Paso de estos hombres anodinos que no saben terciar con sus vidas, si son grises, que se pongan colorete, y si son anodinos que canten para ver si entonan.
ResponderEliminar¡Qué miedo Rosa! mira que andaba esta semana más perdida que un cesto entre mil quehaceres, y me iba a la cama...pero ¡me has despertado! ¡chica! ¡que micro!....
Un beso trasnparente de una mujer que no es gris. SMUAK!.
Tú nunca podrás ser gris Laura, eres toda luz y color.
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Bueno, al menos ahora es alguien... y le ha servido lo de ser invisible, hay que saber sacar partido de nuestras mejores cualidades!!!
ResponderEliminarUn abracito tenebroso
Tienes razón Anita hay que sacar partido a todo jejeje.
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Un micro que se sumerge -con que sutileza y perfecta elección de las escena- en uno de los grandes problemas que nos acechan, Rosa, el afán de protagonismo y el miedo a ser ignorados.
ResponderEliminarBrillante construcción de escena y personaje, y soberbia elección del fondo, por cuánto impacta en el lector.
Un abrazo,
Jolines Pedro, gracias!!! Me dejas sin palabras :)
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Comparto el comentario de Pedro, me he sumergido con el protagonista en su vida invisible desde el primer renglón y ese nombre+apellido que le has dado no puede ser más invisible entre tantos repetidos.
ResponderEliminarBesos de gofio
Gracias Gloria, me alegra que reparases en el detalle.
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Uy Rosa,qué miedo, esa sensación que has creado de que en cualquier momento te puedes encontrar por la calle a alguien que te clave un cuchillo porque sí, porque ha decidido elegirte a ti, justamente por ser todo lo contrario a él. Pero ¿de qué le sirve? sigue siendo un hombre invisible, sólo pasa a ser un asesino invisible. Uf, menudo relato Rosa.
ResponderEliminarUn abrazo pero con todos los cuchillos lejos, por favor...
Sin cuchillos Yashira jajjajaja.
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Siempre se ha dicho que el asesinato perfecto es el que carece de móvil,éste parece cuadrar, pero puede que en algún momento cometa un error o su consciencia no le deje tranquilo como aquella famosa película de Hickok que ahora no recuerdo el nombre, sabes la que te digo no?
ResponderEliminarEn fin una historia de lo mas inquietante.
Un beso !!!
Creo que la película es Recuerda.
EliminarGracias y besos desde el aire Doña M. :)
Rosa, menudo hombre invisible más peligroso protagoniza este relato tan bien ambientado. Y es que al parecer todos llevamos un asesino dentro, al menos nosotros logramos sacarlos escribiendo.
ResponderEliminarTe quedo muy bien.
Besoss
Jjajajja si Nicolás menos mal que salen en la escritura que si no...
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Es una forma de comprobar la invisibilidad. Si no dan con él, es que realmente no existe para nadie. Sólo para el muerto, que ya tampoco existe.
ResponderEliminarUn abrazo, Rosa.
A saber jejeje. Lo mismo le persigue desde la otra vida Miguelángel.
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Me gusta Mucho este micro, porque te atrapa. Necesitas saber más sobre alguien que a pesar de no ser "nadie", tampoco intuyes que vaya a ir tan lejos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos desde mi pinar
Jjejejje no te fíes Rosy, no te fíes... Gracias por pasar y mil besos desde el aire
EliminarUff da miedo pensarlo. Menos mal que soy un tipo mediocre y anodino.
ResponderEliminarNo lo creo, así que ten cuidado jejjeje.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Cuantos habrá de estos que simplemente experimentan el sentir algo distinto. Y digo yo. ¿Podrían empezar por ellos verdad?.
ResponderEliminarUn besote.
Seguro que más de los que pensamos Karras...
EliminarGracias y besos desde el aire
Uhhh, qué final. Ojalá haya más microcuentos con este particular hombre invisible; la idea el mismo es genial y, creo, da para seguir escribiendo más aventuras ¿teñidas de sangre? que lo tengan como protagonista.
ResponderEliminarMe encantó.
¡Saludos!
Gracias Juanito, estaré atenta para contar las próximas andanzas de este asesino si se producen.
EliminarBesos desde el aire