Agarraba
las manos de aquellos que iban a morir. Estudiaba cada gesto, estertor, o
pequeño palpitar de venas. Tomaba notas mentales, que luego en soledad
analizaba. Ocultaba sus disecciones gestuales tras amabilidades untuosas y
afectadas. Los futuros muertos, apretaban sus manos con desesperación, como si
ese anclaje de urgencia les permitiera eludir a la muerte por unos segundos
más. Cuando llego su turno una tarde mesticia y fría, no halló asidero posible,
y la muerte que no es dama comprensiva, se sentó a su lado y con cuencas
vacías, observó, catalogó y diseccionó su agonía.
Micro presentado al concurso de la V Microquedada.
Futuros muertos que somos todos. A vivir mientras se pueda.
ResponderEliminarBesos al aire.
Magistral Rosa, se me puso la piel de gallina al leerte.
ResponderEliminarMil besos!!!
Genial. Vengo de decírselo a Vidal y te lo repito a ti, no lo tuvieron fácil, ni mucho menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Había que ponérselo dificillo al jurado, y cumpliste con tu parte. Bien hecho
ResponderEliminarMe gustó, es un texto potente.
ResponderEliminarMuy bueno Rosa. Sobre todo porque puedo leerlo como si la muerte tuviera su propia calaca, su propia muerte que la espera en su día final.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por seguir dando vida al aire.
ResponderEliminarBesos, besos y besos
Jo! que frío polar me ha recorrido la espalda...
ResponderEliminarDirecto y sin contemplaciones y con un final muy real.
Besos de gofio.