Puso la revista que había seleccionado al lado y estudió detenidamente la imagen.
Revolvió en la cesta donde se amontonaban las cajas de maquillajes, barras de labios y demás potingues restauradores.
Se maquilló con destreza, ocultando con la pintura, la nada que era su cara.
Cuando hubo terminado, el espejo le devolvió exactamente, la imagen que miraba en la revista.
Ya estaba preparada para salir al mundo.
Gracias Rosa por invitarme a disfrutar de las cosas maravillosas que escribes,me encanta todo y haces que descubra infinidad de mundos. GRACIAS
ResponderEliminarpaulina
Gracias a ti, Paulina, por dedicarme tu tiempo y tus palabras.
ResponderEliminarSaludos bellos