A CDG.
La calma, como todo, llega a su tiempo. Ni antes ni después.La mente se despeja y por un segundo casi alcanza a comprender el sentido de la vida. Es una sensación extraña. El tiempo pasa sin horas o las horas transcurren sin tiempo, dejando al cuerpo mecido, laso, casi etéreo. O pesado como el plomo atrapado en la gravedad del planeta.
La calma llega, la cólera se aleja.
Rosa M.
Qué bien contado, deja un poso de "alma" plena fantástico para una mañana de verano y de domingo como es esta.
ResponderEliminarEspero que a él le guste, a mi si.
Buen domingo
Buen contraste con la entrada anterior.
ResponderEliminarTras la tempestad siempre llega la calma; esa que tan bien has captado y contado en este magnífico texto.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Hermosa calma de domingo. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tras estas sabias palabras, poco hay que aportar. Tal vez que la calma se mima, hasta que aburre tanto que se busca la manera de aparcarla.
ResponderEliminarBesos.
Afloró tu parte poética en el texto.
ResponderEliminarExcelente, Rosa. Te felicito.
Besos y eso.
¡Y cuánto se agradece cuando llega, Rosa!
ResponderEliminarUn abrazo,
La calma llega y su suave presencia, da consuelo y paz. Ella nos obliga a sofocar esa cólera, esa ira, que obnubila.
ResponderEliminarLa calma nos sosiega, nos tranquiliza.
Un beso, Rosa
Siento esa calma, esa paz, bendita paz....
ResponderEliminarUn besazo :)
O después de la tempestad, llega la calma. Bonito regalo.
ResponderEliminarAbrazos muy relajados.
¡Benditas palabras las que se leen!
ResponderEliminar"Las horas pasan sin tiempo" Tus palabras al aire siempre sientan bien... Por eso te decía que se te echaba de menos.
¡Qué bien lo has expresado! Me gusta tu calma...Mándame un par de kilos...
Besicos,salados amiga
Vaya, vaya, qué sorpresa...pido un deseo en voz alta y se me concede. Muchísimas gracias, Rosa. Me gusta el cambio de tono, como hasta le propio texto se viste de calma en forma y fondo.
ResponderEliminarEs verdad: la calma llega a su tiempo, no le metamos prisa porque si no no sería calma.
Lo dicho: muchas gracias.
Un beso.
Tras la cólera esa calma bendita que baña de cuerpo entero y permita la relajación tanto deseada.
ResponderEliminarBesos, bonitas palabras de domingo.
me gustó la cólera. pero me quedo en esta calma. me dejo mecer por tus palabras. besos
ResponderEliminarMe sumerjo en esta calma que arrastra y llena todo mi ser. Besos
ResponderEliminarA la calma siempre hay que esperarla; a la cólera, en cambio, no hay quien la eche. Besos
ResponderEliminarQué buen segundo ese que tan bien describes, en los pocos momentos en los que se alcanza, Rosa.
ResponderEliminarAbrazos de pasada.
Siempre reaparece la calma porque al fin y al cabo es la maestra de nuestros destinos, la encargada de llevarnos por los senderos correctos. Un besote Rosa
ResponderEliminarRosa, una entrada necesaria hasta en vacaciones. Tengo que pedir turno para usar el iPad, y cruzar los dedos para que la cobertura me acoja en su seno.
ResponderEliminarQué suerte haber leído tu entrada. Esto no puede ser casualidad.
Un besoooo grandísimo. Deseando volver a hablar con vosotros.
Muy bien contado y sienta bien cuando como es mi caso acabo de leer sobre la colera.
ResponderEliminarBesitos
... pero como siempre, desgraciadamente, después de la calma siempre llega la tempestad.
ResponderEliminarUna perta.
déjala irse que la calma defendera tus heridas con puntos blancos...
ResponderEliminarSaludos