La siente primero en la punta de los pies y como va subiendo hacia sus rodillas, que se entrechocan con fuerza. Cuando llega al estómago, da un giro de 180º vertiendo jugos centrifugados en ascenso por el tubo digestivo.
Las palabras se le atascan en la boca, salen disparadas a ráfagas y la cólera llega a la cabeza, donde se hace dueña y señora de la situación. Un rojo intenso decora sus mejillas y en el cuello le palpita una enorme vena que da miedo mirar. No puedo apartar la vista de ese pulso en su cuello y aunque no quiero, cuento los latidos, rápidos, cada vez más rápidos.
Rosa M.
Que miedo no? ver esa vena pulsando con fuerza en su cuello.
ResponderEliminarLa verdad es que la cólera no es buena, pero hay situaciones en que es muy complicado controlarla.
Un par de buenos gritos a veces libera, pero mejor sin vena pulsante.
Besitos mediterráneos.
Acabas de describir perfectamente el proceso que nos lleva a perder los papeles. Besos
ResponderEliminarSi es cierto amiga, hay quienes se ponen de esa forma y tambien otros que cambian de colores, jajajaja, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarEs un descripcion perfecta
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bien has ido describiendo el proceso, y no me gustaría estar o ser el objetivo de dicha cólera, esa vena pulsante me pondría cardiaca.
ResponderEliminarBesitos sin cólera, sino con mucho cariño.
Lo de la vena en la frente es definitivo y, a veces, lo primero; después llegan las patadas en las rodillas, los golpes en la cara, los puñetazos en la boca del estómago,... hay formas y maneras de hacerlo pero... la vena, la vena esa es la señal, el principio y el fin de todo. Creo
ResponderEliminarMuy bien descrito, ese detenerse en cada detalle, aunque en la cólera todo se produce de una manera instantánea. No me gustaría estar ahí, contando los latidos... Besos
ResponderEliminarEl crecento del texto es acorde al sentimiento. Genial Rosa! Por fin, y tras más de un mes y medio (qué vergÜenza) tienes el relato de tu palabra, Gracias!
ResponderEliminarMuchos besos
Y cuando ya lo has soltado todo y la ira desaparece el color rojo aparece de nuevo pero para expresar un "tierra trágame"
ResponderEliminarMe alegra leerte, mil besos :)
Exacto, Rosa: eso es la cólera. Bien explicado. No hacía falta el dibujo, tus palabras lo han pintado bien. Y ahora, a explicar " la calma"...
ResponderEliminarUn beso.
Hola querida amiga,mucho tiempo ya que no hablamos,espero que seas feliz como tú sabes hacerlo.
ResponderEliminarPero por dios que relato de cólera,que siempre estemos alejados de ella, ¿la has sufrido tú? te deseo que no.
Muchos besos con todo el cariño del mundo.
Teresa.
Quizá contando esos latidos controle sus propios impulsos.
ResponderEliminarNos dejas con esos latidos acelerados tras ese acceso colérico tan perfectamente descrito. Haces sentir al lector un sentimiento del que no se es consciente cuando se produce en la vida real. Bien hecho.
ResponderEliminarBesos Rosa.
He pensado que me habías visto en alguna ocasión, qué vergüenza me ha dado... La próxima vez me miraré la vena en el espejo y contaré yo también.
ResponderEliminarOtro, mañanero.
Has "pintado" con tus palabras y muy bien la colera.
ResponderEliminarBesitos