Desde que ha regresado al pueblo, Paula no deja de agarrarse el vientre. Lo cobija entre sus manos intentando protegerlo. Las noches las pasa en duermevela, con miedo. La tía Elvira y la abuela cuchichean y fijan su mirada, ciega de rabia, en la ventana desde donde ella las observa. Mientras, con una calma pasmosa, le retuercen el cuello a un pollo.
Rosa M.
Viernes creativo con Fernando Vicente
Esa imagen final tan cruda y tan llena de una realidad cruel da un tono costumbrista al microrrelato.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Nel, eso pretendía.
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Me encantó cuando lo leí en viernes Creativo y vuelve a encantarme ahora. Magnífica imagen nos presentas.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Yashira. Un gusto encantarte ;)
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Inquietante. Besos
ResponderEliminarUn poquito sólo José Luis.
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Hola Rosa, pero ¿de dónde te sacas estos pequeños bofetones finales?... ¡La escena del pollo es para agarrarse el vientre y para no ir al pueblo nunca más!, jaja...
ResponderEliminarMe gusta porque la escena está recreada con las palabras justas, muestras lo que quieres decir sin llegar a decirlo y termino con un pollo en mi cabeza que me va a costar arrancármelo en varios blogs.
Besos desde mis palabras y gracias por tu apoyo incondicional.
Jajajaj, gracias Laura. Al final el pollo es el culpable de todo y el que lo paga. Los finales los saco de la vida, de este país nuestro, tan nuestro.
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Rosa, qué bien dibujada la escena, resulta plástica, casi cinematográfica. Me ha gustado cómo has narrado esa historia abierta, terrible...
ResponderEliminarUn besoooo
Gracias Petra, a mi me gusta que lo veas así.
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Igual que me gustan las pelis de boina y paredes encaladas, me fascinan los textos de abuelas de negro y pollos sacrificados. Buena historia, con todo lo implícito, y buena imagen final. Quizás ganaría aún más si esa última frase, con un punto en algún lugar ;-), se convirtiera en dos. A mi subjetivísimo, ojo, modo de ver.
ResponderEliminarEnhorabuena. Un abrazo,
D.
Gracias David por la sugerencia. He puesto el punto y tienes razón, le hacía falta.
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Paula debería huir de ese pueblo, llevarse a "su pollo" a otro gallinero. Ya sabe lo que le espera...
ResponderEliminarTe sales, Rosa
Besos.
Está atrapada América.
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Me gusta muchísimo Rosa. Breve, intenso y te deja esa desazón doble de temer por Paula y por su futuro hijo y también de querer saber más. Porqué ese odio que se adivina primario y cruel.
ResponderEliminarNo se puede sugerir más.
Un beso.
Muchísimas gracias M!!!
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Afortunadamente para ella, lo del pollo sólo son supercherías.
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