Qué pequeños eran, no hace mucho tiempo de ello, cuando les leía "Que pillas las ardillas" y se reían mientras repetían
-¡Ota vez mami, ota vez!
Una y otra y otra vez repetía la lectura del cuento y cuando llegaba a la frasecilla que más les gustaba rompían a reír a carcajadas.
- "¡Qué disparate un gran huevo de chocolate!"
Ahora a esos niños se les han comido dos hombres con barbas.
Con gusto hubiese seguido leyendo a las ardillas...
Rosa M.
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